El almuerzo con gallina
Al servirle el almuerzo el hijo exclama mirando el plato:
-Mami, ése pollo mueve los ojos!
-¡Ay Dios mío! ¡La gallina todavía está viva!
Al servirle el almuerzo el hijo exclama mirando el plato:
-Mami, ése pollo mueve los ojos!
-¡Ay Dios mío! ¡La gallina todavía está viva!
Caminando por la calle el niño le pregunta a la mamá:
-¿Mamá soy Feo?
-Te dije que cuando estemos en la calle no me digas Mamá, ¡no me hagas pasar vergüenzas!
–Mamá ¿Por qué te hiciste un selfie de la oreja?
-No hijo, ¡solo te estaba llamando!
-Mami, mami… ¡En el colegio me dicen histérico!
-Pero, no les pongas atención amor!
-¡NO ME DIGA AMOR QUE ME SACAS DE QUICIO Y QUISIERA DARME CONTRA LA PAREDES!
-Mi hijo dejó de practicar el béisbol y ahora practica el boxeo.
-¿Combate?
-No, ¡con guantes! ¡Con bate lo hacía en el béisbol!
El niño grita desde el baño:
-Mamá papeeel
La bromista mamá responde desde la cocina:
-¡Tijera!
Al llegar la hija a la casa la madre le pregunta:
-¿De dónde llegas hija?
-Del psicoanalista mamá.
-Ah… ¿y cómo me fue?
-Mamá ¿soy Feo?
-¡Te dije que cuando estemos en la calle no me digas Mamá, no me hagas pasar vergüenzas!
-Hijo, ¿por qué llegaste borracho anoche?
-¡Yo solo estaba obedeciéndote!
-¿Obedeciéndome? ¿cómo así?
-Si. Tú me dijiste: «embriágate bien»
-¡Idiota! te dije: «abrígate bien!»
-Mamá, ¡no encuentro palabras para expresarte todo lo que te amo!
-Ah que voy… ¡y las encuentro!