Chistes de abogados

Escoger la pena menor

Ante la evidencia del delito el juez le pregunta al acusado:
-¿Mató usted a la víctima?
-No señor juez.
-Le recuerdo que está usted bajo juramento, ¿Sabe cuál es la pena por perjurio?
-Sí, ¡Pero es que es mucho menor que por asesinato!

Poca matemática

El fiscal acusa al sospechoso. Con tono vehemente le sentencia:
-Se le acusa de haber ahorcado a su madre; decapitado a su padre; descuartizado a sus hermanos; incinerado a su tía y haber envenenado al gato… ¿Acaso usted no calculó el daño que estaba haciendo?»
-¡No, señor fiscal, !Yo siempre fui tan malo para las matemáticas!

La lectura del testamento

El abogado lee el testamento a los cuatro hijos que ha dejado el anciano ricachón:
—Procedemos a la lectura del testamento: Primer punto… «Hijos sean felices!»
-¿Eso es todo? ¿No me dejó nada?
—Segundo punto: Si alguno dice: “¿No me dejó nada?” a ése ¡no le den nada!

Colecta para el entierro de un abogado

Cosa rara pero en este chistes el abogado murió pobre, así que tienen que organizar una colecta de fondos por la calle. El pobre familiar del abogado le dice a una persona que pasa por la calle:
-Perdón que le moleste, ¿me podría regalar diez mil pesos?
-¿Diez mil pesos para qué?
-Para enterrar a un abogado
-¿¡Para enterrar un abogado!?… ¡tome le regalo cien mil, entierre a diez!

Trivia para abogados

Si tu estas perdido en una isla desierta con Adolfo Hitler, Osama Ben Laden y un abogado y tienes una pistola con solo dos balas, ¿qué haces?
-RESPUESTA: Le disparas al abogado dos veces.

Por un puñado de tierra

La señora llama de urgencia al médico de la familia:
-Doctor, doctor, mi hijo se comió un puñado de tierra. ¿Será que le hace daño?
Responde el médico con tono tranquilo:
-Tranquila mi señora, ¡conozco varios abogados que se han ‘tragado» fincas enteras y no les ha pasado nada!

El juramento

El juez al acusado:
—¿Jura decir la verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad?
—No.
—¡uy! ¡Usted es el primero en decir la verdad!

La paga del abogado

Dos amigos conversan, uno le dice al otro en tono de tristeza:
-Cuando nos separamos acordamos entre  mi mujer, el abogado y yo, que quien se quedará con el dinero también se quedaba con los niños
–¿Y tu mujer se quedó con ellos?
–No. ¡El abogado!