Chistes de gayoTapao

Lógica del cliente en el banco

GayoTapao entró al banco y le dijo a la señorita banquera:
-Buenas tardes, vengo a consignar dinero.
-¿Cuánto?
-80 mil.
-Señor, ¡aquí solo hay 50 mil!
-Si lo iba a contar ¿pa’ que me pregunta?

Los días de arresto

El juez le dice al acusado dándole el veredicto:
-Lo condeno a 30 días de cárcel 
-Ok. ¿Y las noches dónde las paso? 

El peso de la ley

El juez se para frente al acusado en presencia de su abogado y le dice:
-¿Ahora si siente el peso de la ley?
-Si. ¡Ahora si siento el peso de la ley!  
-¿Se va a arrepentir?  
-¡No! ¡Es que me esta pisando señor juez!

Acusado por algo que no hizo

El abogado le pregunta a GayoTapao:
-¿Usted por qué está aquí?
-Señor abogado, ¡yo estoy aquí preso por una cosa que no hice!
–¿Y qué no hizo?
–¡Una consignación!

Buscando el método de conquista

Decía GayoTapao:
Si se lo robo a la fuerza se enoja, si la amarro también, ¡si la duermo con cloroformo peor! ¡Ya no sé cómo darle un beso a la Rocío!

Si amar es un delito

Le dice el acusado al señor juez:
-Señor Juez si amar es un pecado, ¡me declaro culpable!
-Cállese que Usted esta acá por manejar borracho!

Escoger la pena menor

Ante la evidencia del delito el juez le pregunta al acusado:
-¿Mató usted a la víctima?
-No señor juez.
-Le recuerdo que está usted bajo juramento, ¿Sabe cuál es la pena por perjurio?
-Sí, ¡Pero es que es mucho menor que por asesinato!

Poca matemática

El fiscal acusa al sospechoso. Con tono vehemente le sentencia:
-Se le acusa de haber ahorcado a su madre; decapitado a su padre; descuartizado a sus hermanos; incinerado a su tía y haber envenenado al gato… ¿Acaso usted no calculó el daño que estaba haciendo?»
-¡No, señor fiscal, !Yo siempre fui tan malo para las matemáticas!

El ladrón del supermercado

El policía detiene a GayoTapao pues se ha robado un pescado en el supermercado. GayoTapao se defiende:
-¡La culpa es del letrero señor agente!
-¿Cuál letrero?
-Del que estaba puesto encima del pescado
-¿Y qué decía ése letrero?
-Decía: «Róbalo»

El ladrón que quería degollar

Goyo y su esposa caminan por la calle de Barranquilla. En la oscuridad de la calle les sale un asaltante que le pone un cuchillo a la mujer en el cuello mientras le dice:
-Dame la cartera o la degollo!
La señora dice entonces:
-¡Goyo! ¡Dale la cartera al señor!