El abogado lee el testamento a los cuatro hijos que ha dejado el anciano ricachón:
—Procedemos a la lectura del testamento: Primer punto… «Hijos sean felices!»
-¿Eso es todo? ¿No me dejó nada?
—Segundo punto: Si alguno dice: “¿No me dejó nada?” a ése ¡no le den nada!
Libros contra la pereza
Celio entra caminando muy despacio a la librería. Al llegar frente al dependiente pregunta:
-Señor, hágame un favor, ¿tiene libros contra la pereza?
-Si señor, al fondo del pasillo.
-¡Ay! ¿no tiene unos más cerquita?






