En el almacén, la señora al recibir el vestido que la mujer que atiende le alcanza y darse cuenta que es muy diminuto le dice:
-Por favor, señorita, ¿tiene este vestido en talla de una mujer que coma?
Posesa…
-Mamá, ¿Tu también crees que estoy poseída?
-¡O dejas de darle vueltas a la cabeza o mañana no te dejo vomitar al cura!