-Pablo, ¿usted es el hijo del carnicero?
-Si señor.
-¿Y usted se asusta cuando su papá mata a un toro?
-No señor.
-Ah bueno Pablo, ¡Pero ahora si asústese porque el toro acaba de matar a su papá!
El halago
-Creo que vales la pena.
-Gracias señora jueza. ¡Que bonito halago!