Le debía mucho dinero al acaudalado del pueblo a quien, como garantía le había firmado una letra. Aquel día corrió con el infortunio de encontrárselo en la calle. Obviamente este le increpa:
-¡Oiga! ¿Qué hubo de la letra?
El descarado deudor responde:
-Ahí, ¡mejorándola a punta de planas!
Aullidos…
El papá regaña a Benito pues escucha que el perro lanza tremendo aullidos de dolor:
-¡Benito! ¡Quítale la cuerda de los testículos al perro!
-Papi, ¡es que estoy jugando a los bomberos!
-¿Y eso qué tiene que ver?
-¡Que si le quito la cuerda me quedo sin la sirena!







