Se va a suicidar Pablo Remalas. Se va a lanzar de un puente sobre un río. Tiene una roca amarrada al cuello. Justo antes de lanzarse ve a un pobre hombre al que le faltan los dos brazos que viene entrando al puente bailando mientras camina. Pablo recapacita. Piensa para si: “Yo, lleno de vida, con mis dos brazos y me quiero quitar la vida y miren a ese hombre que viene allí, sin brazos y bailando de alegría.
Se suelta la roca del cuello, detiene al “bailarín” y le dice:
-Oiga, ¡Usted ha sido un ejemplo para mi! Yo me quería quitar la vida pero al verlo a usted, que no tiene brazos y aún así baila de alegría he decidido seguir viviendo.
El hombre entonces le responde a Pablo:
-No señor, yo no estoy bailando de alegría. ¡Es una desgraciada pulga que me está picando entre las nalgas y no encuentro como rascarme!
La yegua del hipódromo
La esposa le dice muy enojada a su marido:
-¡Anoche en sueños llamabas a una tal Celina!
El hombre turbado no haya que responder. Se siente descubierto así que con rapidez mental le dice a su esposa:
-ehhh… ¡esa es una yegua del hipódromo a la que le aposté un dinero!
La mujer acepta la explicación y se tranquiliza. El marido sale a trabajar y al regresar en la noche su mujer está montada en cólera. Al verla tan enojada el marido le pregunta qué pasa:
-¡Pues que la “yegua” del hipódromo no ha parado de llamar por teléfono todo el día preguntando por usted!