La señora grita desesperada en un restaurante afamado de la ciudad:
-¿Hay algún médico presente?
-¡Yo soy médico! ¡Pero forense!
-¡Mi marido se muere!
-¡Y en un momento sabremos de qué!
No le cambien el nombre
-Amigo, dame tu nombre.
-GayoTapao
-¿Tienes alguna virtud?
-No.
-¡Ah! ¡eres modesto!
-No soy GayoTapao.
-Ok. Te llamaremos pronto.
-¡Que no! ¡Que me llamen GayoTapao!